El mundo

"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo suvir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso- reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."
(Eduardo Galeano. El libro de los abrazos. 1989)

martes, 29 de septiembre de 2009

¿Diálogo?

“No hay diálogo sin humildad. La pronunciación del mundo, con el cual los hombres lo recrean permanentemente, no puede ser un acto arrogante.

El diálogo, como encuentro de los hombres para la tarea común de saber y actuar, se rompe si sus polos (o uno de ellos) pierde la humildad.

¿Cómo puedo dialogar, si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí?

¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre diferente, virtuoso por herencia, frente a los otros, meros objetos en quienes no reconozco otros “yo”?

¿Cómo puedo dialogar, si me siento participante de un “ghetto” de hombres puros, dueños de la verdad y del saber, para quienes todos los que están fuera son “esa gente” o son “nativos inferiores”?

¿Cómo puedo dialogar, si parto de que la pronunciación del mundo es tarea de hombres selectos y que la presencia de las masas en la historia es síntoma de su deterioro, el cual debo evitar?

¿Cómo puedo dialogar, si me cierro a la contribución de los otros, la cual jamás reconozco y hasta me siento ofendido con ella?”

Paulo Freire. Pedagogía del Oprimido. 1970

lunes, 21 de septiembre de 2009

jueves, 17 de septiembre de 2009

Alteridad

EL CARA-A-CARA (Enrique Dussel. Introducción a la Filosofía de la liberación)

La totalidad no es todo, sino que más allá de la totalidad -dije- está "el Otro" (B del esquema 3). El Otro es el rostro de alguien que yo (si me permiten una palabra algo equívoca) "experimento" como otro; y cuando lo experimento como otro ya no es cosa, no es momento de mi mundo, sino que mi mundo se evapora y me quedo sin mundo ante el rostro del Otro. Este término, rostro, lo tomo del hebreo. En hebreo se dice: pním; en griego: prósopon, que después significó "per-sona", pero en realidad, estrictamente, "rostro" o, mejor, "cara". Pním el-pním en hebreo significa: "cara-a-cara". Es decir, mi cara frente a la cara del Otro. Es un hecho muy cotidiano. Por ejemplo, un esposo está ante su esposa y la mira cara-a-cara. De pronto uno dice al otro: "¿Quién eres?" ¿Se dan cuenta qué profundo? , que alguien que todos los días está con uno, sin embargo de pronto le diga: "¿Quién eres?", como abismándose en el misterio del Otro y dándose cuenta que aunque vivamos todos los días de la vida junto al otro, sin embargo, éste puede ahora mismo, estar odiándonos, puede estar alegrándose, o puede estar mentalmente ausente.

El hombre tiene todas esas posibilidades; el rostro del Otro es justo el ámbito donde termina la acción y comienza el misterio; lo que veo de él es solamente lo que me aparece, pero no lo que está siendo como posibilidad libre y como su proyecto. Porque su proyecto, ese su mundo y las posibilidades que se le abren, se le abren a él pero no a mí, y por eso es por lo que le pregunto: "¿Quién eres?" y si me responde: "Fulano de tal" le sigo preguntando: "¿Dónde naciste?", "¿Qué es lo que has hecho?" y después de conocer su biografía le pregunto: "¿Cómo te encuentras?" y
después todavía: "¿Qué es lo que proyectas?" Todo esto, ¿por qué se lo pregunto? Lo pregunto porque no se me manifiesta, sino que: o él mismo me lo revela o nunca lo sabré.

A una cucaracha no le voy a preguntar nada, porque la pongo ante el microscopio y la miro, la observo y nada más. En cambio no pasa lo mismo con el hombre; el hombre está ahí como rostro y hasta puedo torturarlo. La tortura intenta la delación, que se opone a la revelación. La revelación es el decir libre y la tortura intenta un delator sin libertad: la tortura es la prueba de que el hombre es libre y puede también ser cosificado. Por esto es la cosificación suprema del acto maligno por excelencia que puede cumplirse contra el hombre, pues se lo convierte en una especie de magnetofón o grabador para que profiera hechos, pero como cosa y no como libertad.

Esto, que es lo más cotidiano de lo cotidiano, el estar frente a un libre cara-a-cara, nos introduce de lleno en el horizonte de la alteridad, es decir, en el reconocimiento del Otro como otro. Podemos considerar lo dicho en un ejemplo. Supongamos que de pronto mi hijo dice: "Papá, el verdulero está en la puerta" (flecha a del esquema 3). Sin haber visto al verdulero, camino desde el patio hasta la calle sobre la palabra de mi hijo. Es decir que: primero, he respetado a mi hijo como libre; después, he creído su palabra; y, sobre su palabra que no he verificado (porque la creo, porque creo en él), camino hasta la puerta. Puede que el verdulero no esté y, en tal caso, diré que es un mentiroso y comenzaré a desconfiar; o, al contrario, puede que lo que me dijo sea verdad, y comprobada o verificada su veracidad, comenzaré a confiar más en él. Una gran parte de la vida del hombre no se está cumpliendo en la evidencia o certeza, sino en la confianza, porque casi todo lo que hemos aprendido, lo hemos aprendido porque alguien nos lo dijo o porque creemos en él más que en la racionalidad de aquello que nos decía.

Vemos entonces que la cuestión del Otro, surge desde la experiencia más cotidiana. Piensen en alguien que fue gestado y que acaba de nacer; éste nació en alguien y su relación primera no fue del hombre con la naturaleza, como pensaban griegos y modernos. La primera relación del hombre es con el hombre. Nacemos en el útero de una mujer: relación con alguien; y cuando salimos a la luz del mundo, nos acoge en sus manos alguien; y lo primero que comemos no es algo, sino alguien. Esta es la primera economía, no política, sino economía pedagógica: mamamos alguien. ¿Se dan cuenta como el primer alimento es alguien?, es la leche de la madre. Así pues, la primera relación del hombre no es con las cosas, sino con los hombres, y el cara-a-cara es la más originaria de todas las experiencias. Yo tampoco fui constituyendo mi mundo, sino que me lo fueron constituyendo. Heidegger dice: "el hombre es ser-en-el-mundo", pero ese mundo surgió desde el Otro que me dijo "tuto"1, "cuidado", "mamá", y de esa manera me enseñó lo que era bueno y lo que era malo para este mundo; me transmitió toda la tradición de un pueblo, me enseñó a hablar. La lengua es el lugar del ser, vale decir, el lugar donde se cobija el sentido de todo. Todo esto es un fantástico proceso pedagógico desde el Otro, no desde mí. ¿Qué es lo que he inventado? Quizá, nada. y si no he inventado nada, lo he recibido todo del Otro en el cara-a-cara. Pero este hecho ha pasado desapercibido.

Sería muy fácil explicar históricamente por qué, pero lo cierto es que la experiencia del cara-a-cara es la primera experiencia humana, y es la más rica de todas; por ello va a poner en cuestión a la ontología de la totalidad, en la cual todos nosotros somos nada, porque justamente cuando el Otro no es reconocido, es reducido a nada. De ahí entonces que se lo pueda patear, se lo pueda volver "estiércol de las plazas" como dice Bartolomé de las Casas.
Ya verán, más adelante, cuál es el mecanismo que usa la totalidad para desconocer al Otro, constituirlo en enemigo, eliminarlo como heroicidad y estar en inocencia(...).

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Educación Bancaria


“En vez de comunicarse, el educador hace comunicados y depósitos que los educandos, meras incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten. Tal es la concepción “bancaria” de la educación, en que el único margen de acción que ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos, archivarlos. Margen que sólo les permite ser coleccionistas o fichadotes de cosas que archivan. En el fondo, los grandes archivados en esta práctica equivocadaza de la educación (en la mejor hipótesis) son los propios hombres. Archivados ya que al margen de la búsqueda, al margen de la praxis, los hombres no pueden ser. Educadores y educandos se archivan en la medida en que en esta visión distorsionada de la educación, no existe la creatividad alguna, no existe la transformación ni saber. Sólo existe saber en la invención, en la reinvención, en la búsqueda inquieta, impaciente, permanente que los hombres realizan en el mundo, con el mundo y con los otros. Búsqueda que es también esperanzada. En la visión “bancaria” de la educación, el “saber”, el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Donación que se basa en una de las manifestaciones instrumentales de la ideología de la opresión: la absolutización de la ignorancia, que constituye lo que llamamos alienación de la ignorancia, según la cuál ésta se encuentra siempre en el otro. El educador que aliena la ignorancia, se mantiene en posiciones fijas, invariables. Será siempre el que sabe, en tanto los educandos serán siempre los que no saben. La rigidez de estas posiciones niega a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda”.

(Pablo Freire. Pedagogía del Oprimido. Ed. SXXI. 1970. Pág. 79)

domingo, 13 de septiembre de 2009

Juan Manuel Serrat

Utopía. Disculpe el Señor

Disculpe el señor
si le interrumpo, pero en el recibidor,
hay un par de pobres que
preguntan insistentemente por usted

No piden limosnas, no
ni venden alfombras de lana,
tampoco elefantes de ébano
son pobres que no tienen nada de nada

No entendí muy bien
sin nada que vender o nada que perder,
pero por lo que parece
tiene usted alguna cosa que les pertenece

Quiere que les diga que el señor salió?
que vuelvan mañana, en horas de visita?
O mejor les digo como el señor dice:
"santa Rita, Rita, Rita,
lo que se da no se quita"

Disculpe el señor,
se nos lleno de pobres el recibidor
y no paran de llegar,
desde la retaguardia, por tierra y por mar

Y como el señor dice que salió
y tratandose de una urgencia,
me han pedido que les indique yo
por donde se va a la despensa

Y que Dios, se lo pagará
me da las llaves o los echó ? usted verá
que mientras estamos hablando
llegan más y más pobres y siguen llegando

Quiere usted que llame a un guardia y que revise
si tienen en regla sus papeles de pobre?
O mejor les digo como el señor dice:
"Bien me quieres, bien te quiero,
no me toques el dinero!"

Disculpe el señor
pero este asunto va de mal en peor,
vienen a millones y
curiosamente, vienen todos hacia aquí

Traté de contenerles pero ya ve,
han dado con su paradero,
estos son los pobres de los que le hablé,
le dejo con los caballeros

Si no manda otra cosa, me retiraré
Si me necesita, llame
que Dios le inspire o que Dios le ampare,
que esos no se han enterado
que Carlos Marx esta muerto y enterrado

jueves, 10 de septiembre de 2009

Falsa Generosidad

“Es por esto por lo que el poder de los opresores, cuando pretende suavizarse ante la debilidad de los oprimidos, no sólo se expresa, casi siempre, en una falsa generosidad, sino que jamás sobrepasa. Los opresores, falsamente generosos, tienen necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin de que su “generosidad” continúe teniendo la posibilidad de realizarse. El “orden” social injusto es la fuente generadora, permanente, de esta “generosidad” que se nutre de la muerte, del desaliento y de la miseria. De ahí la desesperación de esta generosidad que atente contra su fuente. Jamás puede entender este tipo de “generosidad” que la verdadera generosidad radica en la lucha por la desaparición de las razones que alimentan el falso amor. La falsa caridad, de la cual resulta la mano extendida “abandonado de la vida”, miedoso e inseguro, aplastado y vencido. Mano extendida y temida de los desharrapados del mundo, de los “condenados de la tierra”. La gran generosidad sólo se entiende en la lucha para que estas manos, sean de hombres o de pueblos, se extiendan cada vez menos en gestos de súplica. Súplica de humildes a poderosos. Y se vayan haciendo así cada vez más manos humanas que trabajen y transformen el mundo. Esta enseñanza y este aprendizaje tienen que partir, sin embargo, de los “condenados de la tierra”, de los oprimidos, de los desharrapados del mundo y de los que con ellos realmente se solidaricen. Luchando por la restauración de su humanidad, estarán, sean hombres o pueblos, intentando la restauración de la verdadera generosidad”

Paulo Freire. Pedagogía del Oprimido. 1970. Pág. 42

“Uno de los elementos básicos en la mediación opresores-oprimidos es la prescripción. Toda prescripción es la imposición de la opción de una conciencia a otra. De ahí el sentido alienante de las prescripciones que transforman a la conciencia receptora en lo que hemos denominado como conciencia que “aloja” la conciencia opresora. Por esto, el comportamiento de los oprimidos es un comportamiento prescripto. Se conforma en base a pautas ajenas a los, las pautas de los opresores. Los oprimidos, que introyectando la “sombra” de los opresores siguen sus pautas, temen a la libertad, en la medida en que ésta, implicando la expulsión de la “sombra”, exigiría de ellos que “llenaran” el vacío dejado por la expulsión como “contenido” diferente: el de su autonomía. El de su responsabilidad, sin la cual no serían libres. La libertad, que es una conquista y no una donación, exige una búsqueda permanente. Búsqueda que sólo existe en el acto responsable de quien la lleva a cabo. Nadie tiene libertad para ser libre, sino que al no ser libre lucha por conseguir su libertad. Ésta tampoco es un punto ideal fuera de los hombres, al cual, inclusive, se alienan. No es idea que se haga mito, sino condición indispensable al movimiento de búsqueda en que se insertan los hombres como seres inconclusos”.

Paulo Freire. Pedagogía del Oprimido. 1970. Pág. 45

Sufren una dualidad que se instala en la “interioridad” de su ser. Descubren que, al no ser libres, no llegan a ser auténticamente. Quieren ser, más temen ser. Son ellos y al mismo tiempo son el otro introyectado en ellos como conciencia opresora. Su lucha se da entre ser ellos mismos o ser duales. Entre expulsar o no al opresor desde “dentro” de sí. Entre desalinearse o mantenerse alienados. Entre seguir prescripciones o tener opciones. Entre ser espectadores o actores. Entre actuar o tener la ilusión de que actúan en la acción de los opresores. Entre decir la palabra o no tener voz, castrados en su poder de crear y recrear, en su poder de transformar el mundo.”

Paulo Freire. Pedagogía del Oprimido. 1970. Pág. 46

martes, 8 de septiembre de 2009

"Me gusta ser persona, porque no esta dado como cierto, inequívoco, irrevocable que soy o seré decente, que manifestaré siempre gestos puros, que soy y seré justo, que respetaré a losa otros, que no mentiré escondiendo su valor porque la envidia de su presencia en el mundo me molesta y me llena de rabia. Me gusta ser persona porque sé que mi paso por el mundo no es algo predeterminado, prestablecido. Que mi "destino" no es un dato sino algo que necesita ser hecho y de cuya responsabilidad no puedo escapar. Me gusta ser persona porque la HIstoria en que me hago con los otros y de cuya hechura participo es un tiempo de posibilidades y no de determinismo. Eso explica que insista tanto en la problematización del futuro y que rechace su inexorabilidad."

Pablo Freire, 1996. Pedagogia de la Autonomia